Quien madruga, descansa mejor y rinde más.
«Es bueno levantarse antes del amanecer, porque tales hábitos contribuyen a la salud, riqueza y sabiduría»
Aristóteles
Hace algo más de dos años que me levanto a las 5h. Me doy una ducha, me preparo mi café, y así, casi todos los días, delante de la pantalla empiezo mi jornada. Descubrí, después de la operación, que si el tiempo es oro, de madrugada es un auténtico diamante. Me brinda la oportunidad de disfrutar de momentos de calma y paz. Sin distracciones, sin interrupciones. Sin nada que pueda romper mi concentración.
Es ese momento en el que el tiempo es completamente mio y mis prioridades, sean cuales sean: escribir, estudiar, organizar, corregir, entrenar. Desde que ingresé en lo que algunos llaman el club de las 5 de la mañana descubrí que quien madruga, descansa mejor y rinde más.
Lo cierto es que somos, y nunca mejor dicho, animales de costumbres. Si seguimos un horario, sea cual sea, el resto del día se verá afectado. De ahí surge lo que conocemos como cronotipos 😉
Un cronotipo es la sincronización de los ritmos circadianos que son procesos naturales por los que transitamos la mayor parte de los seres vivos y que se rigen principalmente por dos elementos: la luz y la oscuridad.
Los cronotipos son una forma de clasificar a las personas según sus preferencias de actividad y descanso durante el día.
Existen diferentes maneras de clasificar los cronotipos. Una de las más populares coge como referencia al reino animal. De esta manera, podemos ser leones, osos, lobos o delfines. ¿Quieres saber qué cronotipo es el tuyo?
- Cronotipo león: en los documentales siempre vemos al león durmiendo, pero nada más lejos de la realidad. El león se despierta muy temprano para cazar. Es el momento del día en el que acumula más y mejor energía para darlo todo, aún cuando el sol apenas ha despuntado. Las personas con este cronotipo son más propensos a ser madrugadores, despertándose temprano por la mañana y manteniéndose activos durante todo el día. Evidentemente, necesitarán una siesta o irse a dormir bien temprano para poder hacer frente a su jornada y la siguiente.
- Cronotipo oso: es el que se rige por la luz más que ningún otro. Si el cronotipo del león no necesita despertador para emprender la jornada con las pilas recargadas aun siendo de noche, el oso necesita algo de luz para empezar a funcionar. Un empujoncito. Se estima que el 50% de la población son osos. Despiertan en las primeras horas de luz y es durante la mañana cuando alcanzan su momento más dinámico.
- Cronotipo lobo: todos tenemos un amigo que corre o práctica ejercicio después de cenar. Que lee, que corrige exámenes, que escribe, que prepara la comida de la semana, que plancha, que recoge… Y si no lo tienes, es que eres tú, amigo noctámbulo. Eres lobo si tus picos de productividad aumentan según avanza el día o la noche, con especial desempeño en la parte final. El cronotipo lobo es el perfecto compañero para una maratón de series y también alguien con quien no podrás contar a primera hora del día, no al menos en su mejor estado de forma o mental.
- Cronotipo delfín: alguna vez le has preguntado a alguien, ¿y tú?, ¿cuándo descansas? Si eres el ejemplo de persona que está siempre alerta y con los niveles de atención y energía preparados, sea la hora que sea, entonces eres el incansable delfín. Este cronotipo se caracteriza por no pertenecer a ningún otro ritmo circadiano común (matutino, vespertino o nocturno). Los delfines son el 10% de la población, mientras que leones y lobos lo son en un 20% y un 20%.
Los cronotipos nos ayudan a entender que cuando hablamos de dormir, no tiene que ver tanto con el cuándo, que también, sino con el cómo. Hablamos de ciclos y de hábitos que se pueden hacer y deshacer, pero que son muy poderosos, por lo que hay que tomar buenas decisiones al respecto.
Por ello, te recomiendo que adelantes el despertador y ganes tiempo de calidad a primera hora. De esta manera, aunque tu día termine antes que para el resto del mundo, llegarás con los deberes hechos y con el nudo del estrés deshecho, lo que repercutirá en un mejor sueño. Recuerda que el estrés, es el archienemigo del descanso.
Si te levantas tarde, automáticamente sentirás que el día se va engullendo todo lo que querías hacer. Llegar a la cama con la sensación de no haber completado el mínimo de tareas planificadas es echar boletos para que el estrés o ansiedad se cobre su parte en forma de horas en vela dando vueltas a la cabeza.
¿Mi consejo?
Da importancia al sueño y dale ‘tiempo’
El sueño es esencial para tu salud y bienestar en general. Pues es durante el sueño, que tu cuerpo se recupera y se regula de manera adecuada. Permitiendo así que tu cerebro descanse y se repare, ayudando también a consolidar la información y las experiencias del día.
Cuando no dormimos lo suficiente, nos sentimos cansados, irritables y menos concentrados. Nuestro sistema inmunológico también se debilita, lo que nos hace más propensos a enfermarnos.
Es importante tener en cuenta que la calidad del sueño también es crucial. No es suficiente dormir ocho horas si no estamos teniendo un sueño reparador. Para mejorar la calidad del sueño, es recomendable seguir una rutina regular de sueño, crear un ambiente propicio para dormir (como un cuarto oscuro y silencioso), evitar actividades estimulantes antes de dormir y manejar el estrés de manera efectiva.
Dormir lo suficiente y tener un sueño de calidad nos ayuda a ser más productivos durante el día. Cuando estamos descansados, nuestra capacidad de concentración y rendimiento mental mejoran. Además, estamos más alertas y tenemos más energía para enfrentar las tareas diarias.
En resumen, el sueño es crucial para nuestra salud y bienestar en general. Debemos darle importancia y dedicarle tiempo suficiente para asegurarnos de estar descansados y revitalizados. Esto nos permitirá funcionar de manera óptima en todos los aspectos de nuestra vida.
Sin embargo, es importante recordar que cada persona tiene ritmos biológicos diferentes y lo que funciona para unos puede no ser lo mejor para otros. Lo más importante es que escuches tu cuerpo para encontrar un equilibrio que te permita descansar lo suficiente y rendir al máximo. Así que, ¿por qué no intentarlo? Prueba a madrugar y descubre cómo puede transformar tu día a día. ¡A madrugar se ha dicho!
Te leo aquí abajo mi querido Imparable.
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