El yoga es mucho más que un puñado de posturas difíciles y nombres aún más complicados de recordar.
«La sabiduría es como una flecha. La mente serena es el arco que la dispara»
Dalai Lama.
Hubo un día en el que el yoga se puso muy de moda. O, mejor dicho, se dio a conocer (existir, existe desde hace más de 3.000 años).
Su popularidad no ha dejado de crecer hasta consolidarse como una disciplina al alcance de todos, desde hace varias décadas, sea cual sea tu condición física o edad… y no solo de unos pocos ‘contorsionistas’.
Porque sí, el yoga es mucho más que un puñado de posturas difíciles y de nombres aún más complicados de recordar.
La práctica de yoga puede aportarte todo tipo de beneficios físicos, como mejorar la recuperación de tu cuerpo tras un entrenamiento o aliviar el dolor.
Y también beneficios mentales, como fortalecer esa importante conexión entre cuerpo y mente.
El yoga es una base sobre la que trabajar el autoconocimiento, la respiración, el equilibrio, la fuerza, la resistencia y la flexibilidad.
Una práctica milenaria que desde que pisó Occidente, ha seducido a deportistas de elite que han encontrado en el yoga el aliado perfecto para encontrar su mejor versión, independientemente de sus objetivos personales o profesionales.
La lista es larga y no entiende de disciplinas: desde Sandra Sánchez, pasando por Djokovic, Puyol o nuestra admirada Queralt Castellet.
Quien además de ser una excelente deportista, tiene una gran conciencia de cómo lo emocional influye en lo físico, y por eso no es de extrañar que el yoga sea para ella algo más que un recurso.
El yoga es la respuesta ideal para trabajar el lugar en el que confluyen ambas caras: la física y la mental.
Pues una carrera deportiva está llena de cambios, estímulos, imprevistos y cantos de sirena que hay que saber detectar.
También porque ayuda a quien lo practica a conocer sus límites para que pueda empezar a cruzarlos sin romperse por el camino.
¿Qué significa yoga?
Etimológicamente la palabra “yoga” puede traducirse como unión, por lo que ya podemos imaginar que este punto de enlace y conexión entre áreas o planos es lo que diferencia esta disciplina de otras y la hace tan valiosa y diferente.
Por eso, el yoga es para ti tanto si eres amante de la parte más zen del deporte como si lo que más te motiva es su parte explosiva o física.
¿Por qué es tan recomendable?
Para progresar en cualquier aspecto de la vida, es necesario el equilibrio y la flexibilidad: lo ideal es ponerse a prueba sin pasarse y, para ello, tenemos que ser capaces de cambiar de rumbo si algo no funciona.
Es ahí cuando, en lo que respecta al deporte, entra en juego la consigna de entrenamiento por excelencia: «escucha a tu cuerpo».
Escuchar al cuerpo consiste en conectar cuerpo y mente para que tu movimiento te aporte lo que necesitas tanto física como emocionalmente.
Tal vez te parezca extraño, pero está demostrado científicamente que el cerebro hace un seguimiento de las señales internas del cuerpo y detecta su estado, desde la información sensorial y la aceleración de las pulsaciones hasta la rigidez muscular y la sed o el hambre. Este proceso se conoce como interocepción.
«Una buena interocepción se traduce en una conexión ideal con el cuerpo, que permite captar mejor esas señales».
Las personas con una buena interocepción suelen disfrutar de más bienestar mental, emocional y social, ya que esta percepción les permite saber con frecuencia qué necesita el cuerpo.
Del mismo modo, diversos estudios también han asociado el dominio de esta habilidad con un mejor rendimiento deportivo.
Una habilidad que a simple vista parece meramente contemplativa pero que requiere de voluntad de observación pues nuestra intuición ya no es como la de antes.
Hoy en día, hay tantos factores que te dicen cómo actuar y cómo sentirte que a tu vocecita interna, esa que conecta cuerpo y mente, le cuesta hacerse oír.
Para ti que practicas deporte y lo haces de manera profesional, el yoga puede suponer un salto cualitativo en tu rendimiento.
Pues su práctica te hace más consciente a las emociones y a los pensamientos que te sabotean durante el entrenamiento o la competición, brindándote así la oportunidad de aprender a gestionarlos.
Para comenzar a escuchar mejor tu cuerpo, o como lo llama la ciencia, «mejorar tu interocepción», basta con seguir estos consejos.
1. Conecta con tu «yo» interior.
Para que la mente pueda escuchar al cuerpo, tienes que despejarla. Esto implica tomar consciencia y centrarte en el presente, cosa que es mucho más fácil de conseguir a lo largo del día si empiezas a hacerlo desde que te despiertas.
Antes de levantarte siéntate en el borde de la cama, apoya los pies en el suelo. Y siente como la planta de tus pies empuja el suelo. Este ejercicio es ideal para «despertar» tu consciencia corporal. Dedícate un par de minutos a escucharte, sentirte y respirar.
Aquí de dejo 8 consejos para que cultives tu presencia, para «acceder» a tu interior y deshacerte de aquello que te impida vivir el presente. Además, te ayudará a detectar lo que necesitas en todo momento.
2. Respira.
Siéntate en la cama o en una silla y controla tu respiración entre 5 y 10 minutos. Concéntrate en el pecho o en el vientre, esto fortalece y recarga la mente y además potencia las señales interoceptivas. También puedes cambiar ese entrenamiento que habías planeado por una sesión de estiramiento o un buen paseo.
Préstate atención, mantente flexible. Cuanto más lo practiques, mejor será el resultado.
3. Sigue tu intuición.
La mente puede hacerte exagerar las cosas (algo muy común para las personas incapaces de abandonar un objetivo cuando se lo han fijado) o a no llegar hasta donde realmente puedes (sobre todo si sufres de tensión o cansancio).
Para encontrar el equilibrio, potencia tu intuición y no te extralimites. Si tu cuerpo en ese momento te pide una pausa simplemente para o baja la intensidad.
4. Escucha a tus pulmones y músculos.
Los investigadores creen que centrarse en las señales del cuerpo, incluso en la respiración y las sensaciones musculares y articulares durante los ejercicios más intensos, puede ayudarte a detectarlas mejor cuando aparecen en ejercicios más suaves.
Entonces ya no solo escuchas tu cuerpo, sino que mantienes una conversación plena y productiva con él.
Ésta es la clave de un progreso duradero.
Y para los días en los que necesites tomártelo con más calma, entra en el Programa de Mindfulness Deportivo y haz una sesión de yoga regenerativo. También te recomiendo este programa si lo que buscas es aumentar tu interocepción, o tu conexión cuerpo mente 😉
¡Te espero dentro, mi querido Imparable!
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