Visualizar la competición es la clave del éxito de muchos deportistas: ¿cómo lo hacen?
«Somos lo que hacemos repetidamente. La excelencia, entonces, no es un acto, sino un hábito»
Aristóteles.
¿Sabías que tu cerebro se ilumina de forma similar cuando marcas el gol de la victoria a cuando simplemente te lo imaginas?
De hecho, las investigaciones así lo demuestran.
Por eso, la visualización es un gran motivador y un elevador del alto rendimiento entre los mejores atletas del mundo y entrenadores que los guían.
La visualización significa crear escenas distintivas y vívidas en tu mente.
Puede utilizarse para relajarte o bien para motivarte y prepararte para alcanzar un objetivo ya que cuando desarrollas una imagen en tu cerebro, se activan diferentes zonas.
La más importante: el lóbulo frontal, que es el responsable de aprender, planificar y ejecutar dichos planes. También participa el lóbulo occipital, que te ayuda a ver lo que estás pensando.
Y, luego, ver la imagen de manera repetida suaviza la respuesta del cuerpo amigdalino (que es el centro de lucha o huida del cerebro), lo cual puede reducir la ansiedad y el miedo con respecto a la actividad.
La repetición visual también refuerza la conexión motora entre el cerebro y los músculos como si realmente lo estuvieras ejecutando en tiempo real. Todos estos mecanismos funcionan de manera conjunta para impulsar tu mejor rendimiento.
Esto podría explicar por qué la visualización puede ser tan efectiva y por qué ha captado la atención de investigadores durante tanto tiempo.
Uno de los primeros estudios de visualización se llevó a cabo en 1960.
En él se dividió a un equipo de básquetbol en dos grupos:
- Uno se enfocó en la práctica física
- y el otro trabajó exclusivamente en visualizar las habilidades motoras específicas.
Después de 14 días, el grupo que usó la visualización era casi tan experto en esas habilidades como los jugadores que se centraron únicamente en el entrenamiento físico.
Desde entonces, han habido muchos estudios sobre el tema.
Uno de los estudios en la «Revista de Neurofisiología» observó que, cuando las personas con muñequeras se imaginaban flexionando las muñecas, perdían un 50% menos de fuerza que aquellas que no visualizaban, después de haber estado inmovilizados durante cuatro semanas.
Otro estudio piloto publicado en el “Journal of Imagery Research in Sport and Physical Activity“ determinó que los gimnastas que practicaban técnicas de visualización mejoraban la confianza en sí mismos.
Sin ir más lejos, en las pasadas olimpiadas pudimos ver como el equipo español de sincronizada, liderado por Ona Carbonell, entrenaba en la ciudad olímpica moviéndose ‘casi como pez en el agua’, solo que sin agua.
Vamos, sobre asfalto. Esto sucede porque la capacidad de visualizar es para ellas una herramienta clave.
Visualizar es una manera precisa y rigurosa de entrenar tu mente para aquello que quieres que suceda.
Porque, al fin y al cabo, de eso hablamos. De decirle a nuestro cuerpo aquello que tiene que vivir para vivirlo de la manera más ‘fidedigna’ posible.
La visualización es una herramienta clave en el rendimiento de muchos deportistas de elite, fuera y dentro del agua.
Michael Phelps es un ejemplo: ¿sabías que el mejor nadador de todos los tiempos visualizaba su estilo ideal de natación todas las noches antes de irse a la cama? Pero es que además lo hacía ‘a ciegas’.
Se trataba de un ejercicio mental en el que se imaginaba deslizándose en el agua de la forma más rigurosa posible, brazada a brazada, a tiempo real, y todo eso sin ver nada de nada.
Entrenaba en una oscuridad autoimpuesta gracias a unas gafas que le impedían ver más allá que lo que proyectaba su mente.
Nadaba a ciegas, pero con la imagen nítida de lo que quería que sucediese en la competición.
Cuando hablamos de visualizar no hablamos de adivinar o de acertar. No es ninguna ciencia oculta al alcance de unos pocos. Al contrario. Se trata de una técnica que te preparara para cualquier circunstancia ajena a tu rendimiento.
“Si no me hubiera preparado para cualquier imprevisto, probablemente me habría quedado flipado cuando se me empezaron a llenar las gafas de agua. Por eso nado a oscuras”, explicaba a los medios Phelps.
Por eso, tal y como te apuntaba en el título, el ejercicio de visualizar la competición, detalle a detalle, segundo a segundo, es clave para que aprendas a ‘creerte la victoria’. A trabajar en ella.
Cómo ser un experto en visualizar:
La visualización no es tan simple como cerrar los ojos (únicamente). No es algo automático: al contrario, es un trabajo más (y duro) y forma parte del entrenamiento.
Por eso, aquí te comparto las mejores prácticas para que el trabajo mental efectivamente funcione:
- Levántate y crea
Inmediatamente después de levantarte, haz un «proceso de visualización» de cinco minutos: imagina todos los pasos necesarios para alcanzar tu meta y luego escríbelas.
Digamos que quieres resolver un conflicto con un miembro de tu equipo que ha persistido durante semanas. Imagínate enviando ese mensaje de texto para coordinar una llamada, respirando para centrarte antes de la llamada, hablando con calma mientras dices lo que quieres decir. Luego, sigue y haz exactamente lo que visualizaste.
Esto desarrolla confianza y, si se practica de forma consistente, le comunica a tu cerebro que mereces el éxito porque te estás comportando de acuerdo con el plan.
Y al practicar la técnica a primera hora de la mañana nos aseguramos de que la mente tenga tiempo de registrar el plan visual antes de ponerlo en práctica en la vida real.
También es un paso útil para utilizar antes de avanzar a visualizaciones más desafiantes (como, por ejemplo, correr una maratón o desarrollar esa maniobra que tanto te cuesta).
Si las imágenes no resuenan contigo, aprende a rebobinar las imágenes y empezar otra vez lentamente. Con tiempo y práctica, ganarás un mayor control y habilidad para manipular las imágenes para que reflejen exactamente lo que quieres que pase.
- Extrae los detalles
Cuando imaginas cada detalle, escenario y emoción que forman parte del proceso para lograr tu meta, estás practicando cómo tener éxito con acciones concretas.
Lo que es diferente a pensar desorganizadamente en lograrlo.
Para hacerlo bien, incluye tantos sentidos como sea posible y cómo se asociarían a tu objetivo.
Si el objetivo es llegar a la cima de una montaña, visualiza la sensación de las rocas que treparás, el aroma del aire libre, la vista del valle a tus pies, el sonido del viento y el sabor del almuerzo que comerás en la cima.
Si tu meta es lograr esa primera medalla de maratón, imagina el atuendo que utilizarás para correr, el desayuno que comerás antes, la música que escucharás, etc.
Sin dejar nada, o, mejor dicho, añadiendo todo a la imaginación, tu imagen será más real y alcanzable y, por lo tanto, más tentadora de alcanzar.
- Recuerda un logro de máximo rendimiento
Rememorar un momento de éxito te puede ayudar a identificar tus fortalezas y los pasos que tomaste para hacer que las cosas sucedieran. De esta manera, tendrás una mejor preparación para repetirlos. También puede ayudarte a acceder a la energía y confianza de una victoria anterior, que es especialmente útil si dudas de ti o te falta motivación.
Y sino tienes momento de un gran logro que sea similar a tu objetivo actual.
Piensa en un momento en el que te hayas sentido en absoluta calma, con gran entusiasmo o increíblemente fuerte, y luego usa ese momento para influir y generar las emociones y ese estado físico en el presente.
O podrías tomar prestada la experiencia de alto rendimiento de alguien más. Observa con detenimiento cómo otra persona realiza una tarea de manera exitosa, ubica lo que funcionó, luego visualízate mejorando tu destreza con tus propios aprendizajes.
Visualizar es también aprender a sacar la basura mental, descartando todo lo que no forma parte de la batalla ‘deportiva’. Visualizar te ayudará a centrarte en lo verdaderamente importante y tomar acción desde ese lugar olvidándote de todo lo demás.
De trabajar ese hábito que te mencionaba al inicio de este artículo y hacerlo excelente, pase lo que pase.
Para aprender más sobre la visualización, de hacer ‘tangible’ la competición te recomiendo este episodio del podcast.
¡Te espero dentro, mi querido Imparable!
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